martes, diciembre 29, 2009

Fuera del tiempo

(Escrito el 10/11/09)

I

Y he aprendido a sentir,
En el vórtice de lo oscuro.

Observando el espectáculo de mi tiempo
Me sorprendo fuera de él

El pasado -guepardo imponente-
Se abalanza sobre mi instante fugitivo
Y mientras sus garras desgarran
A mi fatigada gacela
Explota la dinamita de su estómago

Y cubierto en sangre,
Me descubro fuera del tiempo

Pero ya no es la eternidad;
Es la oscuridad
Donde no se observa movimiento

O quizás es tu eternidad
Que se despliega dialéctica
Que se afirma y luego se niega
Y porque se niega luego se afirma

II

Cuando luchaba por darte mi todo
Preferiste la sangre,
De mi cráneo partido...
Por las trituradoras que interpusiste
Entre mi dolor y tu miedo

Cuántas veces me abalancé contra ellas
Para reconocer tu rostro
Detrás de ese velo afilado.
Para conocer al jinete
De tus veloces palabras

Pero el velo fue piedra
E indómitos galopaban los caballos,
Azuzados por el temor
A la avalancha de miradas

Yo forjé palabras, llenas de tiempo:
Las novedades más antiguas.
Tejí un vacío con sílabas
Creyendo que era el cielo

Mas nunca se sabe qué dicen las palabras
Hasta que sus referentes se trizan
Como jarros de mierda,
Cuyas esquirlas hay que tragarse
Para rasgarse el vientre y volverse sabio

Hoy vi a una flor ahogarse
En la orina de un cerdo; era amarilla.
Los pétalos se quemaron
Pero el tallo aprendió a ser hombre

III

Y he aprendido a vivir
En el vórtice de lo oscuro:
Donde la vorágine reposa
He conocido el perdón

He desplegado las velas
De una barco que navega sin viento,
Sin explicaciones ni inquisiciones,
Removiendo las aguas
Del pantano de tus culpas

Hoy vi a un jardinero acariciando los espinos;
La sangre de sus manos los transformaba en flores.
Sonreía: me dijo que había perdonado a su madre
Por haberlo traído al mundo.

IV

Y he aprendido a morir
En el vórtice de lo oscuro.
Sentado fuera del tiempo
Anhelo diluirme del espacio

Hoy vi a la muerte engalanada de belleza;
Me dio un beso y regalándome su rostro
Comprendí el absoluto:

Hagamos el amor, te digo,
Una última vez.
Hagamos el amor y regresemos al continuo,
Sumergiéndonos en la nada que tanto temí
Y ahora quiero compartir contigo,
Fuera del tiempo y del espacio.

Llenemos nuestras nadas con nuestros cuerpos
Y regresemos al vacío de donde salimos.
Pongámonos cinturones de dinamita,
En tu cintura, en mi espalda, entre tus piernas

Y que el orgasmo sea el portal hacia el silencio
Y que la carne explote en todas las direcciones
Y que los fluidos se mezclen con el fuego y el polvo
Y que mis libros ardan en los escombros
Y que de nuestra espuma nazca afrodita

La diosa en donde lo divino y lo demoniaco
Se mezcla sin escándalo,
La bestia de cuyos tibios pechos
Maman Eros y Tánatos

No vivamos en el fragmento
Hagamos del dolor, la sabiduría y el perdón
La semilla de la divinidad
Que brotará hermosa y terrible
En medio de nuestros cuerpos,
Unidos y muertos,
Atravesados de nada
Y fuera del tiempo


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